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La llegada a Barranquilla a la casa de mi abuelo - La calle de las Flores

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En 1940, en compañía de mis padres, llegamos a Puerto Colombia a bordo del vapor alemán "Sesostris". Después del registro en la oficina de la Aduana, tomamos el ferrocarril que nos llevaría a la Estación Montoya, nuestro destino final en Barranquilla. Allí nos estaba esperando mi abuelo materno, Francesco Botta, quien con inmenso regocijo nos condujo a la casona que habitaba en la calle 39, llamada la calle de Las Flores entre las carreras Veinte de Julio (43) y Cuartel (44). Era una casa de techos altos, amplios corredores que servían de marco a un patio grande lleno de árboles frutales en cuyo centro se alzaba vigoroso un inmenso níspero. A la casa se ingresaba a través de un zaguán que terminaba en una puerta de madera oscura artísticamente tallada con unas figuras geométricas que dejaban entrever entre sus huecos lo que había dentro de la residencia. A esta calle se le dió este nombre porque a lo largo de la misma entre los callejones de La Paz (40) y Progres