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Mostrando las entradas de julio, 2020

Las remembranzas de la Toscana: crónicas de mi amigo Giancó Macchi (Tercera parte)

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(Continua la crónica escrita por Gian Carlo Macchi) A ese barrio de San Pachito llegué desde Italia el 21 de mayo de 1949 en compañía de mis padres y mi hermana Giovanna. Allí estaba la empresa Marysol de la familia del conde Matarazzo, de Sao Paulo, Brasil y dentro de ella, unas casas construídas especialmente para albergar en forma cómoda a los técnicos en textiles que habían sido traídos de Italia; para entonces yo tenía nueve años y viví en ese sector hasta diciembre de 1958. Esta empresa ocupaba seis hectáreas, ahora solo queda una pequeña parte de ella que ha sido convertida en bodegas y en el terreno restante, por allá en 1979 si mal no recuerdo, se construyó el conjunto habitacional Villa Tarel; en ese gran lote de terreno se encontraban, junto a la nuestra, otras cinco viviendas en medio de una gran zona silvestre, en donde vivían las familias de los señores Renato Budelli, Guido Schwartz, Aurelio Tosti y Pepe Amarís. Mi padre, amante de la natur

Los italianos de la Marysol (1949 -1958): segunda parte del especial de Giancarlo Macchi

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Así empieza la crónica de mi amigo Giancarlo Macchi: El barrio popularmente conocido como San Pachito surgió como un nuevo polo de expansión territorial en la década de los años cuarenta. Se formó una zona habitacional urbana por el fuerte flujo migratorio que trajo consigo el desarrollo industrial de la Via 40; allí estaban, entre otras empresas textileras, Filtta, Marysol, Celta, Textiles Atlántico, Indurayón, Textiles Alfa, además de la Fábrica de Textiles Obregón que había sido fundada desde 1910. Para los días de 1940 ya había surgido San Pachito, un concentrado sector de La Concepción en medio de hortalizas y fábricas, aislado del casco urbano, al que se accedía por la via 40 o por la calle 70 que para ese entonces consistía en una trocha sin pavimentar flanqueada por antiguas casitas pintadas con cal blanca, con cubiertas de palma de enea y algunas, muy pocas, de zinc o tejas de cemento. Con el envejecimiento, ese tipo de arquitectura perdía tanto su verticalidad como su

Mi amigo Gianco Macchi (Primera parte)

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Si el arquitecto Giancarlo Macchi Benigni (q.e.p.d.) estuviera vivo le estaríamos celebrando sus ochenta años de nacido pues vio la primera luz de este mundo el 19 de mayo de 1940 en la ciudad de Monza (Italia). Era el menor de dos hijos que tuvieron los esposos Giorgio Macchi, técnico textil y la dama toscana Clorinda Benigni. Su hermana mayor Giovanna regresó a Italia y se casó con el político Fernando Uslenghi. Giancarlo contrajo matrimonio en 1965 con la también arquitecta de orígen guajiro Regina Jánica con quien tuvo tres hijos: Giancarlo, Gianpaolo y Caterina Macchi Jánica. En la casa de mis padres, en Barranquilla, Gianco, como cariñosamente lo llamábamos, era un habitual invitado a almorzar semanalmente puesto que tenía un pequeño problema de logística y movilidad que se le presentaba cuando cursava sus estudios en la facultad de Arquitectura de la Universidad del Atlántico donde también yo estudiaba  Ingeniería Química. El había llegado a la ciudad en 1949, cua