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Mostrando las entradas de agosto, 2020

Mi amigo Giancó Macchi (6 y última parte)

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Así termina la crónica costumbrista que escribió Giancarlo Macchi. Voy a complementarla con algunos detalles que servirán para perfilar a este personaje que nos dejó un montón de buenos recuerdos entre los pliegues de la memoria. En 1963, apenas Gianco finalizó su carrera en la Universidad del Atlántico, alistó sus maletas y se trasladó a Milano (Italia), en donde entró a trabajar en el estudio del arquitecto Carlo Moretti; allí permaneció durante un año hasta que escuchó el lejano pero atractivo llamado de vuelta de su inolvidable Barranquilla, que al fin y al cabo, era la ciudad que lo había visto crecer. Retornó para vincularse a la oficina del también arquitecto Octavio Giraldo Maury y al mismo tiempo aceptó la invitación para dictar clases como profesor de Diseño y Composición Arquitectónica de su universidad, actividad que desempeñó en un amplio período comprendido entre los años 1965 y 2010. Paralelamente le surgió la oportunidad de convertirse en socio de la firma B

Las pasiones de Gianco Macchi: entre la Lambretta, el cine y la pintura (quinta parte)

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 (Cuarta parte del artículo escrito y reproducido en este blog del arquitecto Giancarlo Macchi) La relación con mi padre fue muy intensa. Compartíamos el tiempo libre siempre en forma productiva. Él, en su juventud, cumplió su servicio militar en el norte de África, posteriormente trabajó con la fábrica suiza de telares "Ruti", como soldador en la construcción de aviones "Caproni"y, después de su vinculación con la Marysol, en el año de 1958, viajó con mi madre a las Filipinas donde dirigió una de las textileras mas grandes del mundo en Manila, propiedad de la familia Araneta. Su actividad laboral terminó nuevamente en Barranquilla, vinculado a la empresa Jackson Fashion, propiedad del modisto barranquillero Toby Setton. Bartolo y Alberto Mei, también italianos, tomaron para Colombia, en 1950, la distribución de motos "Lambretta". Mi padre se relacionó con uno de los mejores deportistas de la ciudad, Humberto Gravina, un ciclista de origen it

Entre juegos y oficios: infancia de Giancarlo Macchi en Barranquilla (cuarta parte)

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(CONTINUACIÓN de la crónica escrita por Giancarlo Macchi que reproduzco en estos posts: anterior a este hay otros tres) Estaba establecido por ese código económico que el producto obtenido era usufructuado por "il Signore" quien hacía uso de su posición privilegiada para imponer su voluntad a ese grupo de personas que evidentemente se encontraba sometido a una condición inhumana sólo comparable con la esclavitud en su máxima expresión de crueldad, en una época en que la mecanización todavía no había llegado al campo, de modo que las mejores tierras eran entregadas por sus propietarios a familias preferentemente con numerosos hijos, aquellas que tenían mujeres entre sus hijos aceleraban sus matrimonios para que sus esposos integraran su mano de obra en los cuidados de la tierra. A la familia de mi madre entonces le preocupaba, sin sentimentalismos ni retóricas, como lo explica el Premio Nobel de Literatura José Saramago, "proteger su pan de cada día con la natur