Relatos de italianos en Colombia

Un mes después ocurrió otro fatal incidente, esta vez con una goleta de nombre "Roamar", episodio que tuvo lugar cerca del cayo Bolívar el 22 de julio de 1942. La nave estaba al mando del capitán Samuel May Corpus cuando fue interceptada por el U Boat (U Boot en alemán) U 505 cuyo capitán era Alex Olaf Loewe. Sobre este motovelero existe una curiosa historia: su nombre está formado con las primeras sílabas de los apellidos Rodríguez, Arango y Martínez cuyo resultado final es la palabra "Roamar". Resulta que en el primer viaje que emprendía esta embarcación, a finales de 1941, su primer capitán era Roosevelt Robinson, natural de San Andrés, quien en ese momento se encontraba cumpliendo su itinerario desde Colón (Panamá), cuando fue perseguido por el U 505. Requerido por el capitán Loewe fue invitado a abordar el submarino y a presentarse en la cabina del comandante portando la documentación relacionada con la ruta que tenía planeada seguir. Con los d

  Durante los períodos presidenciales de Eduardo Santos (1938 - 1942) y Alfonso López Pumarejo (1942 - 1945) se produjo el ataque de submarinos alemanes a tres goletas colombianas durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial. Estas agresiones ocurrieron en aguas del mar Caribe contra esos tres motoveleros que se dedicaban al transporte de mercancias entre los puertos de Colón y Cartagena con el archipiélago integrado por las islas de San Andrés, Providencia y Santa Catalina.  Eduardo Santos Montejo Es conveniente recordar que el gobierno colombiano, presidido por Eduardo Santos, quien desde el principio del conflicto había declarado la neutralidad del país, decidió romper relaciones diplomáticas con las potencias del Eje, el 18 de diciembre de 1941. Posteriormente, el siguiente presidente, Alfonso López Pumarejo, dio el trascendental paso de declarar el estado de beligerancia contra Alemania, Italia y Japón, el 27 de noviembre de 1943. Alfonso López Pumarejo

Investigando algunos de estos episodios acerca de la antropofagia en tiempos de la conquista de América, encontré uno que llamo mi atención por lo inesperado e insólito de su desenlace. La etapa de los descubrimientos y de la conquista ya estaba bastante avanzada: cada expedición programada a las tierras del Nuevo Mundo debía acercarse a las poblaciones de las costas para solicitarles su colaboración esperando su apoyo en el abastecimiento de agua fresca, leña y comida cuando le empezaban a escasear las provisiones. Resulta que una de esas carabelas, afanada por conseguir ayuda, recaló en las playas de la isla de Dominica habitada por los belicosos indígenas caribes; sus reservas de agua se habían agotado y era necesario bajar a tierra para solicitar una cierta cantidad del precioso líquido. Cuando el capitán preguntó a la tripulación quien se ofrecía como voluntario para negociar con los indígenas la ayuda esperada, solo respondió un religioso franciscano que acompaña