El intercambio gastronómico entre los dos mundos
Cuando los españoles
llegaron al Nuevo Mundo el 12 de octubre de 1492, no tenían la menor
idea que estaban empezando a explorar un territorio totalmente
desconocido.
Una flota de tres naves
comandadas por el navegante genovés Cristoforo Colombo había arribado a
una remota isla en medio de la Mar Océano, que según sus errados
cálculos no podía ser otro lugar que las ansiadas tierras de las remotas
Indias. De ahí que hayan llamado indios a los nativos que encontraron allí, un
término que se usó equivocadamente para identificar a los habitantes de
este nuevo continente.
Los españoles no solo se
encontraron con una raza de humanos diferente sino con un enorme y
variado universo de cosas que jamas habían visto y que enriquecieron las
costumbres, la gastronomía y el modo de pensar y actuar de los
habitantes del Viejo Mundo.
América, por mucho tiempo, entregó a los descubridores sus mas preciados bienes:
maíz, tomate, papa, cacao, chocolate, piña, aguacate, yuca,
pimiento, calabaza, quina, frijoles, maní (cacahuete), habichuela,
tabaco, flores (dalias, petunias,
poinsettias y girasoles), vainilla, guayaba, pavo (gallo de Indias),
papaya, mamey, batata (boniato, camote), solo para citar los mas
conocidos.
Por otro lado, los
conquistadores españoles también le aportaron a sus colonias en América un variado listado de alimentos, animales en estado doméstico,
vestimentas, armamentos y calzados que cambiaron de forma radical las
costumbres de sus habitantes:
trigo, arroz, café (su origen es africano), naranja, limones, caña de
azúcar, banano, lechuga, aceituna (olivas), cebada, miel de abejas,
flores (margaritas), ovejas, vacas, caballos, gallinas, jabalíes,
algodón, uvas, plátanos, mangos, cerdos, cabras, guisantes,
entre los mas comunes.
Este intercambio ocasionó en ambos mundos profundas variaciones en los hábitos alimenticios. Nuevas sazones obtenidas con sorprendentes especias, hasta ese momento inexistentes en
sus cocinas, también dieron como resultado otro nuevo mundo: el gastronómico.
Fotos: Daniela Violi ®