Homenaje a mi entrañable amigo Italo Mennuto: nuestra juventud (1 parte)

Con profundo pesar debo registrar el fallecimiento de mi gran amigo Italo Mennuto que se produjo en Barranquilla (Colombia) el pasado miércoles 3 de julio. Habia nacido el primer dia del mes de enero del año 1933, hacía ya 86 años. Ambos éramos capricornio y quiero, a través de estas líneas, recordar los vínculos de sincera amistad que nos unieron desde que nos conocimos hace 65 años.

La familia Mennuto vivía en Barranquilla en una casona con terraza exterior, situada en la calle Obando (42) entre las carreras 42 y 43. Estaba integrada por su padre Antonio Mennuto y sus tres hermanos Aída, Rómulo e Irma; tambien tenía una hermana mayor llamada Anita nacida de un matrimonio anterior.
En la parte posterior de la casa, bajo el techo de una gran bodega, funcionaba la fábrica de sombreros "PAJILANA" sitio desde donde se despachaban esos accesorios a todo el país; los de la zona cafetera eran los modelos mas solicitados por los clientes de esa época.

La intervención de Italia en la Segunda Guerra Mundial se produjo desde el mes de junio de 1940 cuando sus tropas, guiadas por el dictador Benito Mussolini, combatieron a los aliados hasta el año 1943. Aunque se firmó un armisticio, la guerra no terminó en ese momento pues se prolongó otros dos años mas hasta la capitulación de la Alemania nazi, el 7 de mayo de 1945. En ese momento, ya se podía decir, que la  era del fascismo habia terminado.

En Barranquilla, las consecuencias que trajo la firma de este armisticio se empezaron a sentir también. 
El consulado del Reino de Italia, que desde el año 1931 estaba en manos del empresario Vincenzo Volpe, oriundo de Padula (Campania), debió entregar al cónsul de la república argentina, en 1941, los archivos del consulado. A su vez, ellos transpasaron los archivos italianos al Juan Sarasua, cónsul de España en Barranquilla, quien los mantuvo en custodia hasta el año 1946 cuando son entregados al doctor Eugenio Cambieri quien desde el 18 de marzo se hizo cargo de la oficina consular.

En Italia, una vez concluida la guerra, el pueblo es convocado a realizar un plebiscito, el 2 de junio de 1946, el cual arrojó como resultado la liquidación de la monarquía entronizada por la casa real de Savoia, sentando las bases para que una Asamblea Constituyente diera paso a un nuevo Estado republicano.
En 1953 termina su período como cónsul de Italia el doctor Cambieri y es nombrado en su reemplazo Achille Di Napoli  quien abre las puertas de una nueva oficina consular ubicada en la carrera Líbano (45) entre calles Obando (42) y Medellín (43).
Las instituciones existentes desde la época del fascismo habían ido desapareciendo paulatinamente: el club social italiano, la sede del Fascio Italiano "Bernardo Mazzorana", llamado familiarmente Il Dopolavoro, la scuola italiana "Vittorio Emanuele III" fueron cerrando sus puertas desde el colapso del sistema de gobierno monárquico.
En el entorno de la colectividad local habían cesado todo tipo de actividades comunitarias de carácter social, escolar, deportiva, cultural y recreativa.
Algunos años después, de forma inesperada, el 2 de junio de 1955, con motivo de la celebración de la Fiesta Nacional de Italia, el cónsul Di Napoli invitó a una recepción de carácter social a todos los connacionales y sus familias residentes en la ciudad. Como no existía un lugar adecuado en donde realizar este evento, el doctor Cambieri, generosamente, puso su casa a disposición de los invitados, la que, como todos se podrán imaginar, resultó insuficiente para atender a todos los entusiasmados y bulliciosos italianos que habíamos desbordado las cifras esperadas como invitados.
Este lugar y esta fecha resultaron emblemáticos. Allí, en medio de una atmósfera cargada de inocultable fervor patriótico y alentada por la presencia de numerosos jóvenes todos hijos de italianos, Italo Mennuto y yo tuvimos el primer contacto verbal para que iniciáramos en los siguientes meses venideros una serie de reuniones que, despues de un par de años, dieran como resultado la creación del Centro Italiano de Barranquilla.
Resulta obvio imaginarse que, en todo este largo proceso, estuvimos acompañados por varios grupos de amigos, jóvenes y mayores, quienes hicieron posible la culminación exitosa de este sueño cargado de ilusiones.
En los primeros meses de 1956 se hicieron dos reuniones en la terraza de la familia Mennuto. Allí asistieron, entre otros (me deben disculpar si he omitido involuntariamente el nombre de alguno): Alberto Aronna, Alfonso Nicolella, Adalgiso Mancini Alzamora, Armando Bacci, Romulo Mennuto, Filippo Vitola, Rafael Roncallo, Costantino Biava, Antonio Naponiello, Emilio Volpe Marino, Nino Macchia, Bartolo Mei, Dante Russo, Michele Puccini, Vincenzo Gianneo, Italo Mennuto y yo.
Se efectuaron estas dos reuniones durante las cuales los asistentes presentaron unas propuestas concretas para la puesta en marcha de un modesto Centro Juvenil Italiano organizado y sostenido con nuestros propios recursos, que, es fácil adivinarlo, eran notoriamente limitados.
Habíamos adelantado bastante en los planes que se habian trazado; logramos agrandar la lista de asociados con los nombres de nuevos jóvenes que, en forma entusiasta, se sumaron al proyecto.


Pasados algunos meses ya nos encontrábamos en los inicios del año 1957; avanzabamos muy lentamente cuando entra a formar parte de esta iniciativa un personaje decisivo que, desde ese momento, se convirtió en un eslabón imprescindible entre los jóvenes y los mayores.
Ese personaje se llamaba Vincenzo Russo Landi, con quien empezamos a forjar la misma idea pero con unos objetivos mucho más ambiciosos: convocar a toda la colonia italiana de la costa caribe, agruparlos en una sociedad anónima, construir una sede propia con el aporte económico de todos los asociados, redactar unos estatutos y reglamentos de obligatorio cumplimiento, realizar con justificada frecuencia eventos sociales, culturales y deportivos que colmaran las expectativas de unos socios que habian esperado mas de quince años para que esto ocurriera.

CONTINUARÁ...

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